Estación en curva: El transporte público a debate

Habitar en torno a una ciudad como Madrid es un desafío en muchos momentos. Las jóvenes que vivimos en la ciudad, o alrededores, de Madrid lo sabemos bien: Consigue un piso que no tenga goteras ni pida el alquiler en diamantes, consigue un trabajo de mierda que te ayude a pagarlo, consigue prepararte los tuppers para el día siguiente, consigue dormir un mínimo aceptable de horas, consigue entrar en ese bus aunque tengas sobacos en la cara porque tienes que llegar puntual a clase, consíguelo y sobrevive para contarlo.

El modelo de ciudad generado por las políticas neoliberales que especulan y mercantilizan el espacio público es el tablero de esta partida. La gentrificación y turistificación expulsa a las vecinas de sus barrios y hace inasumibles los alquileres para las recién llegadas. El centro de la ciudad queda reservado para Airbnb’s y terrazas de bares. Mientras tanto, los barrios periféricos se plagan de casas de apuestas en las esquinas y bajas frecuencias en los andenes. La distribución desigual de los centros de estudio y de trabajo nos obliga a recorrer grandes distancias cada día. Y, no, el coche privado no es una opción para muchas de nosotras. De hecho, tampoco queremos que lo sea.

Una movilidad basada en el millones de vehículos privados hace que irrespirable el aire que nos rodea. Hasta un 98% de la población de la Unión Europea vive en ciudades que superan los límites de contaminación que previenen de riesgos a la salud. Por lo tanto, nos encontramos en una situación en la que hay más de 400 000 muertes prematuras en Europa a causa de los tóxicos presentes en el aire. En Madrid, la cuestión se vuelve insostenible. Año tras año, la calidad del aire empeora, con mayores riesgos para nuestra salud. Junto a Barcelona, tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades más contaminadas del Estado Español. Queremos vidas que merezcan la pena ser vividas, y, para ello, necesitamos ciudades que no nos maten.

Habitar Madrid implica la necesidad recorrer grandes distancias todos los días. Para recuperar la ciudad necesitamos poner en el centro del debate el transporte público. En promedio, pasamos 62 minutos al día entre andenes, estaciones y asientos. De nuevo, estamos de enhorabuena, pues se trata de la ciudad del Estado Español en la que más tiempo nos pasamos en el transporte público. Además, el para 63% de las usuarias esta cifra asciende a 2 horas al día.

Desde luego, el aquellos ratos forman una parte importante de nuestras vidas. Por eso queremos ponerlos a debate. ¿Son normales las aglomeraciones? ¿Debemos acostumbrarnos a las goteras? ¿Qué opinamos de las externalizaciones y privatizaciones del servicio? ¿Hace falta más contratar a más trabajadoras?

La gestión de las diferentes partes que forman el transporte público de esta ciudad y sus alrededores es vergonzosa. Cargos directivos con altos sueldos para pagar favores partidistas, obras innecesarias de coste infinito a ritmo de elecciones, trenes parados por falta de recursos para reparaciones y trabajadoras soportando el malestar que todo esto genera.

Para un correcto funcionamiento del Metro, haría falta contratar entre 600 y 700 personas más. La externalización de servicios sólo ha traido más problemas y sobrecostes. La falta de mantenimiento y personal se traduce en un servicio al borde del colapso. A todo debemos sumarle la muerte de dos trabajadores a causa de la manipulación de piezas con amianto. Hace 15 años un informe alertaba de este material contaminante, pero se decidió ocultar. El riesgo para la salud de las trabajadoras, la falta de mantenimiento, las estaciones saturadas y las aglomeraciones se hacen cada vez más habituales bajo el suelo de Madrid.

En la superficie, la situación no mejora mucho. En el Cercanías los retrasos se han duplicado desde 2013. Lineas como la C2, C4 y la C7 acumulan una terrible cantidad de incidencias que nunca terminan de resolverse. Los motivos de esto se encuentran de forma clara en un 60% de la red externalizada y la falta de renovación de plantilla. La falta de mantenimiento preventivo genera largos retrasos en cadena que afectan a múltiples trenes. Si hablamos de buses, nos encontramos con aglomeraciones en los buses que van a Ciudad Universitaria, entre otras problemáticas.

Pero, no hemos venido aqui sólo para quejarnos, desde Abrir Brecha queremos comenzar a repensar qué modelo queremos. Queremos poner el transporte público a debate porque queremos imaginar sin límites, porque queremos un transporte público más humano y eficiente.

  • Queremos un transporte público que no nos haga esperar. Acabar con las aglomeraciones y saturación de trenes, buses y estaciones. Contratar el personal necesario, aumentar la frecuencias y mejorar el mantenimiento para evitar retrasos.
  • Queremos un transporte público que no nos arruine con sus tarifa. Las jóvenes mayores de 26 años que continúan en una situación de precariedad como persona desempleadas y con pocos recursos tienen derecho a la movilidad. Debemos avanzar hacia la gratuidad de este servicio.
  • Queremos un transporte público que no nos explote como trabajadoras. Quienes trabajan en los servicios de transporte público cargan sobre sus espaldas el deterioro del servicio. Esfuerzos extra para mantener la calidad, malas condiciones de trabajo y dar la cara ante las usuarias por situaciones vergonzosas.
  • Queremos un transporte público que no nos asfixie. Reducir de forma radical el transporte motorizado de vehículo individuales es necesario. Las toneladas de gases y sustancia perjucidiales que éstos emiten atacan nuestro futuro y nuestra salud. Un transporte público eficiente, de calidad y accesible es fundamental para conseguirlo.
  • Queremos un transporte público que nos respete a todas y no nos agreda. Situaciones como las sufridas por un compañero racializado hace escasas semanas son inaceptables. Un transporte público para todas debe estar totalmente libre de agresiones racistas, machistas y LGBTIfobas.

Las jóvenes de Abrir Brecha de Madrid queremos una vida que merezca la pena ser vivida, queremos recuperar la ciudad queremos y un transporte público que nos ayude a conseguirlo.